La política, ¿cuán injustamente desprestigiada se encuentra hoy?. ¿Cuánto descreimiento en cuanto a la función que cumple, vista como una herramienta utilizada por los políticos de turno, indistintamente del espacio político, para su enriquecimiento personal?. ¿Cuánta verdad encierra este concepto tan instalado en la sociedad?
Si este pensamiento no existiera, seguramente muchos de los que hoy son candidatos a legisladores no podrían serlo. Ejemplo: “Turco” García, futbolista; Virginia Gallardo, modelo, Karen Reicht, ex vedette; Jorgito Porcel, mediático. Y se pueden enumerar muchos más. No digo que no puedan serlo en un futuro si quisieran involucrarse en el mundo de la política y elijan capacitarse para comprender el funcionamiento del Estado y el rol que les corresponde cumplir.
Hoy en día debería ser necesaria esa formación dado que la demanda de la sociedad es mucho mayor y requiere de colaboración, co-creación, formulación, transparencia y trazabilidad.
La política es una actividad que requiere de saberes como cualquier profesión. Por ejemplo: si un médico tuviera que levantar un edificio, difícilmente lograría el resultado adecuado y se podrían citar varias comparaciones.

Pero, párrafo aparte y especial mención, ¿cuánto tienen que ver los políticos o qué hizo la política para lograr este total descreimiento?. ¿Cuánto tuvieron que ver los escándalos de corrupción?. ¿Cuánto tuvieron que ver, muchas veces, las mentiras y el incumplimiento de lo prometido en campañas? ¿Cuánto tuvo que ver el alejamiento de muchos políticos electos y una vez concluída su gestión desaparecen y vuelven a mostrarse únicamente durante las campañas electorales.
Estoy convencido que un número importante de políticos electos y funcionarios deberían interpretar ese transitar y accionar como resultado de la situación actual. Es tiempo de que quienes deseen ser electos o desempeñar un cargo en el Estado sientan una fuerte vocación de servir y que no sea una molestia estar pendiente de los múltiples llamados diarios de los ciudadanos, ni sea un problema recorrer en todo momento el territorio, escuchar, participar y co-crear ideas y proyectos; es decir, apuntar a un Estado y a un gobierno que incluya a todos. Necesitamos un proyecto con bases sólidas, del pueblo y para el pueblo.
- Por Marcelo Cresto. Dirigente, entrenador deportivo y preparador físico de mediano y alto rendimiento.