El hijo de Florencia Peña volvió a revolucionar las redes sociales debido a las candentes revelaciones que hizo sobre la relación sentimental que sostiene con Mateo Lofeudo. Más exactamente, Juan Otero fue entrevistado por el Pollo Álvarez y, durante la charla, reveló algo completamente inesperado.
Como en todas las entrevistas, el Pollo Álvarez trató múltiples temas con su entrevistado que era, en esta oportunidad, Juan Otero. Sin embargo, la parte que se viralizó en las redes sociales es cuando hablan sobre la toxicidad de las relaciones actuales.

En ese contexto, Juan Otero confesó: “Yo soy la persona más tóxica del mundo”. Luego, el hijo de Florencia Peña remarcó: “Mi novio es muy lindo y no parece gay, por eso le tiran mujeres y hombres”.
Con base al punto antes referido, Juan Otero dejó ver que la belleza de su novio le genera cierta inseguridad, misma que decidió combatir mediante la drástica decisión que, ambos, tomaron.
La impactante decisión que Juan Otero y su novio tomaron
Para llegar al punto señalado, en principio, Juan Otero contó: “Ahora que estoy en pareja no salgo nunca”. Y, después, siguió: “A mí no me gusta que salga él, entonces yo no puedo salir”.
Según el hijo de Florencia Peña, no quiere enterarse cuando su novio le sea infiel y está consciente de que sucedería debido a que, dentro del mundo del espectáculo, todos lo conocen.
Por ello, Juan Otero fue honesto y dijo: “Me cuesta salir con él y me cuesta que él salga también”. Segundos más tarde, el influencer hizo una impactante confesión. Puntualmente, el mediático reveló: “Nos tenemos rastreados igual, así que cualquier cosa yo me entero”.
Al escuchar tal revelación, el Pollo Álvarez quedó sorprendido y le dejó saber a Juan Otero que rastrearse mutuamente “está mal”. Sin embargo, el hijo de Florencia argumentó: “Yo quiero tener la tranquilidad de que él está en su casa”.

Aunado a ello, Juan Otero destacó que cuando rastrea a su novio por algo que respecta a su ubicación, siempre lo llama: “La videollamada te delata. Si está con alguien, sale”.
Por último, pero no menos redundante, Juan Otero dejó en claro que Mateo también tendría el mismo pensar: “Él también es un poco tóxico. Él aprendió a ser tóxico por mí”.