Horacio Guarany es uno de los músicos argentinos más icónicos de todos los tiempos. Sus canciones quedaron grabadas en el inconsciente colectivo y ha dejado su marca en el folclore nacional. Pero su figura también estuvo cargada de polémica y su vida fue intensa y controversial.

Curiosidades de Horacio Guarany, quien cumpliría 100 años
- Su nombre real era Eraclio Catalín Rodríguez. Nació el 15 de mayo de 1925, en el Chaco santafesino pero no lo hizo en un hospital. Su madre dio a luz en pleno monte.
- Fue el antepenúltimo de 14 hijos que tuvo el matrimonio de José Rodríguez, un indio correntino, un niño abandonado que se crió entre chacareros, y Feliciana Cereijo, quien emigró de León, España.
- Amaba el vino. Tal es así que bautizó a su casa de Coghlan como “El Templo del vino”. Cuenta la leyenda que una noche de fiesta en su casa, había un gran número de invitados y mucha comida pero faltaba lo importante: la bebida. Sin embargo, Horacio Guarany vació el tanque de agua y lo llenó de tinto hasta el borde y cuando se abrieron las canillas comenzó a salir vino en lugar de agua.
- Fue pionero del Festival Nacional de Folklore de Cosquín en 1961. Desde entonces, Horacio Guarany fue alma y símbolo del festival.
- En marzo de 1974, José López Rega, el creador de la Triple A, lo invitó a cantar en el Obelisco pero Guarany se negó. Como consecuencia recibió una bomba en su casa, además de amenazas, panfletos, listas negras y le dieron 48 horas para que se fuera del país. En septiembre de 1974, comenzó el exilio. Se instaló en Venezuela, luego en México, donde cantó para los argentinos perseguidos, y finalmente en España, donde pasó cuatro años.
- Se casó dos veces: primero con Juana “la Colorada”, madre de su hijo Horacito, una guitarrista con quien luego se distanciaría. Su segunda esposa fue Griselda, con quien tuvo a Francisco, al que llamaba “Panchito”. Además, tuvo un romance con Gina María Hidalgo, la cantante que inmortalizó su tema “Amar amando” y con la que compartió escenario y vida.
- Fue uno de los artistas más cercanos a Carlos Menem, lo cual generó mucha controversia. “Soy amigo de Menem por las farras, no por ser menemista”, sostuvo. Según trascendió, durante una de esas noches de vino y guitarras, entre chistes y confidencias, fue él quien dijo por primera vez una de las frases más emblemáticas de la política argentina: “No los voy a defraudar”, que Menem adoptó como eslogan en su campaña presidencial de 1989.