El show del divorcio de Wanda Nara: ¿Empoderamiento femenino o marketing emocional?

Wanda Nara logró que todos hablaran de ella y del Lamborghini rosa, hasta algunos la señalaron como ejemplo de empoderamiento femenino por elegir una corbata y un traje como outfit para firmar su divorcio de Mauro Icardi. Pero, ¿eso es el empoderamiento?

El show del divorcio de Wanda Nara: ¿Empoderamiento femenino o marketing emocional?
El show del divorcio de Wanda Nara: ¿empoderamiento o marketing emocional?

Wanda Nara no se divorcia en silencio. Lo hace en Milán, en un juzgado, arriba de un Lamborghini ploteado de rosa y vestida como una CEO de Wall Street. Lo suyo no es la discreción. Es la puesta en escena. Y entonces la pregunta inevitable surge: ¿Es este un acto de empoderamiento o una estrategia para seguir facturando con su vida privada?

La imagen es potente, sí. Wanda entra al tribunal con un traje gris de hombros marcados, corbata a rayas bordó, Birkin en mano y tacos negros de Saint Laurent. Impecable. Dominante. El mensaje es claro: yo tengo el control.

El show del divorcio de Wanda Nara: ¿empoderamiento o marketing emocional?
El show del divorcio de Wanda Nara: ¿empoderamiento o marketing emocional?

En tiempos en que tantas mujeres luchan por tener voz, ella convierte el trámite del divorcio en un statement visual, en una catarsis fashionista. Y por qué no, en un negocio más, todos en redes sociales estaban hablando de ella y el lamborghini, comparándola con Amber Heard o hasta la mismísima Reese Witherspoon en “Legalmente Rubia”. Pero, ¿hasta qué punto esto empodera a alguien más que a ella misma?

Porque el empoderamiento, en su sentido más profundo, no es solo una foto viral o una pose estudiada. Es cambiar estructuras. Es abrir camino para otras. Es correr riesgos reales. Wanda, en cambio, ya juega con las cartas marcadas. Tiene dinero, fama, influencia, un equipo creativo que piensa estas ideas y una capacidad extraordinaria para monetizar cada capítulo de su vida sentimental.

El show del divorcio de Wanda Nara: ¿empoderamiento o marketing emocional?
El show del divorcio de Wanda Nara: ¿empoderamiento o marketing emocional?

No se trata de envidiarla ni de juzgarla moralmente. Se trata de preguntarnos si el mensaje que deja tras su entrada triunfal es verdaderamente empoderador o simplemente otro capítulo de la telenovela que ella misma dirige sobre su vida y especialmente el fin de su relación con Mauro Icardi.

¿Es feminismo si solo beneficia a una?

Las redes se dividieron: unas la aplauden como ícono de la libertad femenina; otras, la critican por usar estéticamente los símbolos del poder sin poner nada en juego. Su look fue leído como un grito de independencia, pero también como una caricatura del poder masculino. ¿Se trata de apropiación simbólica o de superficialidad?

El show del divorcio de Wanda Nara: ¿empoderamiento o marketing emocional?
El show del divorcio de Wanda Nara: ¿empoderamiento o marketing emocional?

Mientras tanto, hay quienes ven en Wanda una versión actualizada del arquetipo clásico: la mujer que lo consigue todo sola, pero al costo de convertir su intimidad en espectáculo. ¿Eso es libertad? ¿O simplemente otra forma de estar atrapada?

¿Y si lo que molesta es que Wanda no pide permiso?

Quizás la verdadera incomodidad está ahí. No en su traje ni en su corbata, sino en su decisión de ocupar un espacio tradicionalmente masculino (el del poder, el dinero, el control) sin pedir disculpas ni mostrarse vulnerable. “Wanda no llora en cámara, Wanda factura”, tal como lo hizo Shakira. Y eso, para muchos, sigue siendo intolerable.

El show del divorcio de Wanda Nara: ¿empoderamiento o marketing emocional?
El show del divorcio de Wanda Nara: ¿empoderamiento o marketing emocional?

Sea como sea, lo cierto es que su aparición no fue ingenua. Fue un mensaje. Un gesto con múltiples capas: de moda, de poder, de marketing y también de ruptura.

Ahora bien, ¿nos empodera a todos ver a una mujer bajarse de un Lamborghini rosa rumbo al divorcio? ¿O simplemente nos entretiene? Ahí está la verdadera pregunta.