Si sos fan del café, te va a interesar saber que ese residuo que queda en la cafetera no es basura. Al contrario: bien aprovechado, el café usado puede convertirse en una herramienta práctica, ecológica y económica para distintas tareas del día a día.
Desde eliminar olores hasta cuidar tus plantas o limpiar superficies difíciles, los posos de café tienen múltiples usos. Lo mejor es que no necesitás nada raro: con materiales que seguro ya tenés en casa podés arrancar hoy mismo.

Café usado: un multiuso natural que vale la pena aprovechar
Para empezar, dejá secar el café que ya usaste y guardalo en un frasco o recipiente limpio. A partir de ahí, tenés varias opciones:
- Fertilizante casero para plantas: mezclalo con tierra en pequeñas cantidades. Ayuda a airear el sustrato y aporta nutrientes como nitrógeno y potasio. Ideal para macetas y jardines chicos.
- Atrapa olores natural: colocá un poco de café seco en un recipiente abierto dentro de la heladera o en el fondo del tacho de basura. Neutraliza olores sin químicos y deja un aroma suave.
- Exfoliante para la piel: combiná el café con agua o aceite de coco y usalo sobre la piel húmeda con masajes circulares. Ayuda a remover células muertas y estimula la circulación.

- Reparador de muebles: si tenés rayones en muebles oscuros, mojá un hisopo en café y aplicalo sobre la zona afectada. Dejá actuar y retiralo con un trapo. El color se camufla y la madera gana vida.
- Limpieza profunda de ollas y bandejas: el café es levemente abrasivo. Con una esponja, podés frotar restos de comida pegada y dejarlas como nuevas, sin necesidad de productos industriales.
- Tinte natural para papel o telas: herví el café usado y usá esa infusión como colorante. Sirve para manualidades, teñir telas o darle un look vintage a etiquetas o cuadernos.

El café puede ser mucho más que una bebida. Animate a probar estos trucos simples y empezá a mirar con otros ojos lo que antes tirabas sin pensar.