Cada vez que guardás huevos en la heladera, probablemente te lo preguntás: ¿los lavo antes o los dejo así como vienen? Aunque la limpieza de los alimentos es un hábito necesario, en el caso de los huevos hay más reglas que certezas.
La confusión es real. Algunos los limpian apenas llegan del súper. Otros los meten directo con todo y cartón. Lo cierto es que especialistas en bromatología y entidades como la Organización Mundial de la Salud advierten que lavarlos apenas llegan a casa puede ser un error.

Es que los huevos vienen con una capa natural llamada cutícula, que actúa como un escudo invisible contra bacterias peligrosas, como la Salmonella. Si esa capa se elimina, por agua fría, a presión o detergente, se abre la puerta para que los microbios entren por los poros de la cáscara.
Qué dicen los científicos sobre cómo se guardan los huevos
Desde el Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria de Estados Unidos (FSIS) hasta autoridades sanitarias locales coinciden: no laves los huevos si los vas a guardar en la heladera. Hacerlo puede generar más problemas que soluciones.
“La cáscara del huevo es porosa, y si se moja y no se seca bien, se convierte en terreno fértil para hongos y bacterias”, explican desde el área de bromatología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). En ese sentido, recomiendan mantenerlos en su cartón original ya que ayuda a conservar la temperatura estable y evita que absorban olores de otros alimentos.

En países como Argentina, Francia o Italia, los huevos se venden sin lavar precisamente para que esa capa protectora natural se mantenga intacta. En cambio, en países como EE.UU., donde sí se lavan antes de salir a la venta, se los conserva refrigerados desde el primer momento.
Cuándo se lavan los huevos
La excepción: si tienen suciedad visible o restos del nido, lavalos justo antes de usarlos. Pero hacelo con agua tibia (no fría), frotando suavemente y secándolos con papel descartable.

En ferias, granjas o mercados sin control sanitario riguroso, la limpieza previa a la cocción puede ser útil, pero nunca los laves y los vuelvas a guardar. Mucho menos los sumerjas en agua o los dejes húmedos. En resumen: no te adelantes. Guardalos tal cual están, y solo pensá en lavarlos cuando vayas a romperlos para la sartén