En los últimos días, Mercurio Retrógrado comenzó a disminuir su velocidad aparente en el cielo. Aunque continúa su movimiento directo, lo hace de manera más pausada, marcando el inicio de la etapa previa a su reconocida retrogradación.
El astrólogo Álvaro Norambuena Donoso señala que este fenómeno se denomina fase de pre-sombra, un período esencial para revisar y anticipar los asuntos que se pondrán a prueba durante el retroceso.

“Es una ralentización gradual, como cuando ves la señal del peaje próximo y bajas conscientemente la velocidad”, describe Norambuena, haciendo referencia a la energía introspectiva de esta etapa.
En esta fase, Mercurio comienza a transitar los mismos grados zodiacales que recorrerá luego en sentido inverso, provocando experiencias que invitan a la revisión, la pausa y el ajuste en temas personales.
Cuándo comienza el Mercurio retrógrado de noviembre
Norambuena explica que la etapa de pre-sombra actúa como un reflejo anticipado de lo que vendrá: decisiones, conversaciones o acuerdos que se tomen en estos días pueden repetirse o revaluarse más adelante, funcionando como una oportunidad para revisar antes del aparente retroceso de Mercurio.
El astrólogo detalla que el ciclo de 2025 comienza el 21 de octubre, cuando Mercurio alcanza los 20°42’ de Escorpio, avanzando con lentitud hasta el grado 6 de Sagitario, punto en el que iniciará su retrogradación el 9 de noviembre.

La influencia escorpiana aporta intensidad emocional y profundidad mental, lo que puede traducirse en olvidos, distracciones o pensamientos obsesivos, mientras que la transición a Sagitario impulsa la búsqueda de sentido y aprendizaje, transformando la introspección previa en una comprensión más amplia de decisiones y vínculos.
Este movimiento cósmico se desarrolla en medio de conjunciones y oposiciones relevantes, con Mercurio alineado a Marte y en contacto con Urano y Plutón, una configuración que genera tensiones, sorpresas y desafíos de crecimiento personal.

Norambuena aclara que la cruz kármica que se forma a partir de estos aspectos “no debe entenderse como un castigo”, sino como una oportunidad para integrar y reconciliar fuerzas internas que parecen oponerse en la vida cotidiana.