Autoridades sanitarias advierten que Argentina podría sufrir una epidemia de fiebre amarilla, en un contexto en que el Gobierno decidió limitar la gratuidad de la vacuna.
Recientemente tuvo lugar una reunión entre varias sociedades científicas y el Ministerio de Salud de la Nación. En ese marco, se habló acerca de la magnitud que tomó el virus durante los últimos meses en la región.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) publicó datos preocupantes que hablan de contagios en sitios donde habitualmente no se detectaban.
En total ya se registraron 350 casos en humanos y 150 muertes, lo que marca una tasa de letalidad del 42,8%. Estas cifras son cinco veces más que el promedio de fallecimientos que puede haber en un año normal.
Hasta el momento, los países afectados hasta el momento son Brasil, Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia. Esta emergencia regional es, sin dudas, una amenaza para la Argentina.
Qué pasa con las vacunas en la Argentina
Cabe mencionar que hace apenas unos meses el Gobierno nacional decidió eliminar la gratuidad de la vacuna contra la fiebre amarilla, salvo en aquellas provincias del país más expuestas a este virus que transmite el mosquito silvestre en áreas selváticas y el Aedes aegypti en zonas urbanas.
Desde el Ministerio de Salud aseguran que hay stock de vacunas para las zonas endémicas, no obstante la preocupación corre para quienes no viven en esas provincias y deben viajar a destinos de riesgo.
Además, hubo quienes reportaron faltantes de vacunas aunque quieran pagarlas, como el caso de Rosario. Por su parte en CABA indicaron que hay stock y también en la provincia de Buenos Aires. Los bonaerenses que viajen a zonas donde el virus circule serán vacunados gratis.
Las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud
La OPS alertó sobre la importante de que haya una vacunación masiva en zonas de riesgo, con el objetivo de alcanzar una cobertura mínima del 95 por ciento.
Además recomendó vigilancia activa de casos sospechosos y muertes de primates como señal de alerta; fortalecimiento del diagnóstico, tanto virológico como serológico, para identificar y confirmar casos con rapidez; capacitación del personal sanitario para manejar adecuadamente los casos, especialmente los graves; comunicación de riesgo clara a la población y a los viajeros.