El jabón blanco históricamente fue un aliado de las familias no solo por ser un producto económico sino también porque, además de utilizarse para lavar la ropa, se lo utilizaba para el cuidado de la piel ya que era considerado “neutro”. Los tiempos cambiaron y, por lo visto, el jabón también.
Para entender bien los conceptos, hay que explicar que “neutro” significa que cuenta con un pH (medida que indica la acidez o la alcalinidad del agua) equilibrado. Es decir que su composición no irritaba la piel ni dañaba los tejidos. Sin embargo, en los últimos años los especialistas advierten que ya no es correcto llamarlo así.
Por qué se le decía “neutro” al jabón blanco
La etiqueta de “neutro” se utilizaba para referirse a jabones con un pH cercano a 7, en una escala de 0 a 10. Esto garantizaba que no resultara ni ácido ni alcalino, lo que lo hacía seguro para pieles sensibles y para el lavado de prendas delicadas.
Pero la realidad es que el jabón blanco que hoy encontramos en góndolas no siempre cumple con esas características. De hecho, la mayoría de las marcas tienen un pH alcalino que ronda entre 9 y 11, muy lejos de la neutralidad.
Esto se debe a que, con el tiempo, la producción de jabón se industrializó y dejó atrás las recetas tradicionales elaboradas solo con grasa y soda cáustica en proporciones muy controladas. Las fórmulas actuales incorporan aditivos, blanqueadores, perfumes y otros compuestos químicos para mejorar la limpieza y la apariencia. Esto modificó su pH y, en consecuencia, su comportamiento en contacto con la piel.
Qué impacto puede tener ahora el jabón blanco
En la piel: un pH alcalino puede alterar la barrera cutánea, resecando e irritando la dermis, sobre todo en bebés o personas con piel sensible.
En la ropa: aunque limpia bien, el exceso de alcalinidad puede dañar fibras delicadas y reducir la vida útil de ciertos tejidos.
En la salud: no se recomienda ya su uso para higiene personal, especialmente en zonas íntimas o en personas con afecciones dermatológicas.
Qué utilizar si se busca un jabón neutro
Los especialistas aconsejan elegir jabones específicos con pH balanceado, que suelen indicar en la etiqueta “pH 5,5” o “apto para piel sensible”.
En el caso de la ropa de bebés, se recomiendan detergentes líquidos hipoalergénicos, que se enjuagan mejor y no dejan residuos alcalinos.
El jabón blanco sigue siendo un aliado económico y efectivo para la limpieza del hogar, pero ya no es correcto considerarlo “neutro”. La evolución de su fórmula lo volvió más agresivo de lo que se creía.