En un mundo donde las etiquetas envejecen más rápido que las personas, surge un término que está rompiendo esquemas y ganando terreno en redes, medios y plataformas: la sexalescencia. Un fenómeno social, emocional y hasta cultural que tiene como protagonistas a los mayores de 60 años, quienes hoy viven su madurez como una segunda adolescencia, pero con más libertad, experiencia y deseo.
Esta manera está revolucionando la manera en que vemos la vejez. Lo que antes era sinónimo de retiro y pasividad, hoy es sinónimo de vitalidad, autodescubrimiento y una sexualidad más plena que nunca.
¿Qué es la sexalescencia?
La palabra sexalescencia surge de la combinación entre “sexagenario” y “adolescencia” y fue introducida por el doctor Manuel Posso Zumárraga. El médico español Ángel Durántez la define como la etapa en la que “hombres y mujeres, lejos de resignarse a un rol pasivo, eligen mantenerse activos, saludables y conectados socialmente”.
Los sexalescentes no intentan parecer jóvenes: viven su edad con orgullo, placer y ganas de reinventarse. Manejan tecnología, hacen deporte, viajan, inician relaciones amorosas y, sobre todo, se sienten dueños de su destino.
Los factores que impulsan la sexalescencia
Este boom no es casualidad. La sexalescencia responde a una combinación de transformaciones que están marcando tendencia a nivel global:
- Longevidad saludable: Gracias a los avances médicos, llegar a los 60 o 70 en excelente estado físico y mental es cada vez más común. Esto redefine la vejez como una etapa activa y llena de posibilidades.
- Tecnología al alcance: Hoy, internet no tiene edad. Las plataformas digitales permiten aprender nuevas habilidades, redescubrir hobbies y conectar con otras personas, ampliando horizontes sociales y emocionales.
- Adiós al edadismo: Desde influencers mayores hasta campañas contra la discriminación etaria, la sociedad está empezando a derribar los prejuicios sobre el envejecimiento. Y los sexalescentes son la prueba viviente de ello.
Sexualidad y libertad: un redescubrimiento íntimo
Uno de los pilares más transformadores de la sexalescencia es cómo redefine la sexualidad. Lejos de desaparecer, el deseo se transforma y se enriquece. Según un estudio publicado en Salud Colectiva, los adultos mayores que participaron expresaron sentirse más libres, satisfechos y agradecidos por su vida sexual.
“El deseo no se va, se vuelve más selectivo y profundo”, dice uno de los testimonios de Salud Colectiva. En esta etapa, la sexualidad deja de ser tabú y se vive desde el placer, la complicidad y la conexión real, no desde la presión ni los estereotipos.
