Cuando se piensa en vikingos, la mente viaja inmediatamente al norte de Europa: fiordos escandinavos, barcos largos surcando mares gélidos y guerreros con cascos (aunque sin cuernos, como se suele pensar erróneamente). Pero lo que muchos desconocen es que estos legendarios navegantes también pisaron tierras españolas, llegando hasta a América Latina, y su presencia dejó más rastros de los que imaginamos, entre ellos, sus apellidos.
Los Vikingos en España y su llegada a América Latina
Sí, los vikingos llegaron a España. Lo hicieron en el año 844 d.C., cuando conquistaron Cádiz y navegaron río arriba por el Guadalquivir hasta llegar a Sevilla. Estos encuentros no siempre fueron pacíficos: en la mayoría de los casos, se trató de ataques o pillajes, aunque también hubo alianzas estratégicas e incluso matrimonios que unieron sangres de reinos distantes.

Uno de los casos más emblemáticos es el de Cristina de Noruega, hija del rey Haakon IV, quien viajó hasta Castilla para casarse con Felipe, hermano del rey Alfonso X El Sabio. A través de este tipo de vínculos, la sangre vikinga encontró caminos para mezclarse con linajes de la península ibérica y luego llegó a países de América Latina, como Argentina, a través de los viajes a las colonias y posteriormente la inmigración (en algunos casos también se habla de que los Vikingos llegaron hasta antes de Colón a América).
Los vikingos y su particular forma de nombrarse
A diferencia de los apellidos actuales, los vikingos no solían usar un apellido fijo. En cambio, practicaban un sistema patronímico: el nombre del padre se transmitía al hijo o hija con un sufijo. Así, un hijo de Erik se llamaría Eriksson (“hijo de Erik”) y una hija, Eriksdottir (“hija de Erik”). Este sistema perduró durante siglos en países como Noruega, Suecia, Dinamarca e Islandia.

Con el paso del tiempo, sobre todo a partir de la Edad Media, estos sufijos fueron reemplazados por apellidos fijos, basados en profesiones, características personales o lugares de origen. Así nacieron muchos de los apellidos que hoy perduran y que podrían indicar un vínculo con aquellos exploradores del norte.
Apellidos con raíces vikingas: en esta lista podría estar el de tu familia
¿Y si tu apellido tiene un origen que no imaginabas? En Vía País compartimos un listado de algunos de los apellidos más comunes con raíces vikingas. Si alguno de ellos te resulta familiar, podrías estar compartiendo un pedacito de historia con los antiguos habitantes de los drakkars.
- Aas / Aasen: Ambos provienen del noruego “ås”, que significa “colina” o “montaña”.
- Bakke / Bakken: Del nórdico antiguo bakki, es decir, “laderas”.
- Christensen: “Hijo de Christen”, variante escandinava de Christian.
- Dahl: Significa “valle” en noruego, con raíces germánicas.
- Danielsen / Edvardsen: Hijo de Daniel o Edvard (“protector de la riqueza”).
- Eide: De eidh, “istmo” en nórdico antiguo.
- Fredriksen: Relacionado con “Fredrik”, “príncipe de la paz”.
- Gulbrandsen: Significa “espada de Dios” o “fuego divino”.
- Gundersen: Viene de Gunder, relacionado con la “batalla”.
- Hagen: Traducción directa de “jardín”.
- Iversen: De Iver, nombre que deriva de Ivarr, “guerrero del arco”.
- Jacobsen / Jakobsen: “Hijo de Jacob”, quien “es sostenido por el talón”.
- Karlsen / Larsen / Nielsen / Olsen: Todos siguen la lógica patronímica, con significados como “hijo de Karl” (hombre libre), “de Lars” (coronado con laureles), “de Nicolás” (victoria del pueblo) y “de Ole/Olaf” (descendiente del ancestro).
- Ødegård: Literalmente, “granja abandonada”.