Estas vacaciones de invierno invitan a desconectarse de las pantallas y volver al juego físico, creativo y presencial. El teatro, el cine, los talleres y las actividades en shoppings son grandes aliados para estimular la imaginación.
En una época en la que los dispositivos electrónicos se han vuelto omnipresentes, la propuesta es reivindicar el valor del juego físico, tangible y creativo. Y las vacaciones son una gran oportunidad para recuperar momentos de conexión real.
Con esta premisa, la compañía Vulcanita, desarrolladora de los juguetes de Bluey, el dibujo animado de origen australiano que repasa las aventuras de una pequeña perrita y su familia, propone jugar y divertirse con este personaje en los centros comerciales El Solar, DOT y Alcorta Shopping.
En qué consiste la propuesta con Bluey en shoppings
“Estas vacaciones llevaremos a cabo en distintos centros comerciales actividades que apuestan por estimular el juego con imaginación y creatividad. Estas incluirán activaciones con Bluey en El Solar, DOT Shopping y Alcorta Shopping”, comentó Cristina Caffaro, marketing manager de Vulcanita.
La propuesta en esta ocasión tiene que ver con “jugar a ser chef” con los personajes de Bluey. Estará activa del 19 al 3 agosto, de 15 a 19 hs, en DOT y Alcorta. En tanto en El Solar, del 21 de julio al 3 de agosto, de 14 a 18 hs. Luego de las vacaciones se podrá disfrutar también el fin de semana del 8 al 10 de agosto.
Lo interesante de estas iniciativas es que combinan entretenimiento gratuito con un entorno seguro y accesible para todas las familias. Así, los padres pueden acompañar a sus hijos en un espacio pensado para el disfrute conjunto, sin la interferencia constante de celulares, tablets o videojuegos.
“Jugar en el mundo real es tocar, experimentar, fallar y volver a intentar. Es también aprender a compartir, a esperar turnos y a dejar volar la imaginación con materiales tan simples como bloques, cartulinas o disfraces”, agregan desde Vulcanita.
Estas vacaciones de invierno pueden ser una excusa perfecta para redescubrir la belleza de lo simple, lo analógico y lo compartido. Si bien los dispositivos seguirán estando presentes, lo importante es que no ocupen todo el escenario. Porque cada minuto fuera de la pantalla puede transformarse en una historia inolvidable, en un juego que despierta risas o en una tarde que se convierte en un recuerdo imborrable.