La localidad bonaerense de Bosques, en Florencio Varela, está atravesada por el dolor y la consternación tras un hecho que sacudió a toda la comunidad. Micaela Andrea Lator, una mujer de 47 años, asesinó a su hijo de seis con un disparo en la cabeza y luego se quitó la vida. La tragedia ocurrió dentro de su vivienda y las autoridades aún intentan reconstruir los últimos momentos previos al crimen.
Los primeros indicios llevaron a sospechar de Fernando Esteban Cuello, el esposo de la mujer y padre del niño, pero esa hipótesis fue descartada rápidamente. “En un momento se sospechó del hombre porque no cerraban los dos disparos en el cuerpo de la mujer”, explicó el fiscal Darío Provisionato, titular de la UFI N° 1 de Varela. Sin embargo, se comprobó que Cuello estaba trabajando al momento del hecho.
La investigación determinó que Lator le disparó a su hijo en la cabeza. El niño agonizó durante aproximadamente cinco horas antes de morir. Luego, la mujer intentó quitarse la vida: el primer disparo que se efectuó en la frente no fue mortal, pero con lo poco que le quedaba de energía, se disparó nuevamente, esta vez en el pecho, y murió de forma instantánea.
El último posteo en Facebook de Micaela
Horas antes de cometer el crimen, Micaela había dejado un mensaje en su perfil de Facebook que hoy resuena con otra dimensión: “No quiero mucho en la vida, solo una vida mejor para mi hijo”. Acompañó esas palabras con una ilustración de una madre abrazando a su hijo. En su muro también había compartido una foto con su tía Silvia, a quien describía como su “segunda mamá”. Eran señales, dicen quienes la conocían, de una etapa de gran fragilidad emocional.

En la escena del crimen, los investigadores hallaron una carta manuscrita por Lator dirigida a su esposo. En ella, se pueden leer palabras cargadas de resentimiento y desesperanza: “A partir de ahora no te vamos a molestar más, no vas a poder viajar más”. Según trascendió, la pareja tenía discusiones frecuentes, muchas de ellas vinculadas al tiempo que Cuello pasaba fuera del hogar.
Con el correr de las horas, se supo que Micaela atravesaba un cuadro de depresión y que había estado en tratamiento psiquiátrico. El crimen y suicidio dejan al descubierto una vez más la necesidad de reforzar los sistemas de acompañamiento en salud mental, especialmente en contextos de crisis familiar.