Un grupo de influencers autodenominado “los caza-violines” fue detenido por la Policía de la Ciudad de Buenos Aires tras ser denunciado por secuestro, tortura y difusión de contenido violento a través de redes sociales. El grupo estaba integrado por cuatro hombres y una mujer, y se hacía pasar por menores de edad en aplicaciones de citas y redes para atraer a supuestos pedófilos, a quienes luego emboscaban, agredían y exponían públicamente.
La banda era liderada por Brandon Joaquín Maldonado, el rostro más visible del grupo, quien junto a sus cómplices generaba contenido violento que difundían como “cacerías” en vivo. En sus perfiles falsos, fingían ser adolescentes menores de edad. Para aportar realismo, utilizaban audios e imágenes provistas por la mujer del grupo.
El caso que derivó en la detención comenzó con la denuncia de un hombre que acudió a una cita creyendo haber acordado un encuentro con una joven de 21 años. Minutos antes, sin embargo, ella le había enviado un mensaje revelador: “Tengo 13”. Al llegar al punto de encuentro, fue abordado por el grupo, golpeado y secuestrado. Luego, lo trasladaron a un departamento de alquiler, donde fue sometido a torturas durante más de dos horas, mientras todo era transmitido en vivo.
Durante la transmisión, también se filtraron números de contacto de la víctima, aumentando su exposición. El hombre fue finalmente liberado bajo amenazas, pero decidió denunciar el hecho. A partir de allí, la División Investigaciones Comunales 5 comenzó un seguimiento en plataformas de streaming, lo que permitió detectar una segunda transmisión en vivo con un nuevo caso de tortura.
Aunque no lograron localizar el lugar exacto de la transmisión, los investigadores dieron con una camioneta en la que se desplazaba el grupo. En ese operativo, los cinco fueron detenidos cuando intentaban huir. En el vehículo y en allanamientos posteriores, se incautaron armas de aire comprimido, municiones, máscaras, precintos, más de 20 teléfonos móviles, chips, cámaras y consolas de videojuegos.
El Juzgado Nacional de Menores N°1, a cargo del Dr. Cristian Axe Von Leers, convalidó las detenciones y dispuso la incomunicación de los imputados. También ordenó el traslado de un menor de edad que formaba parte del grupo al Instituto Inchausti, y el secuestro de todos los dispositivos y materiales utilizados para las transmisiones.
Debate en redes: ¿justicieros o delincuentes?
El caso dividió aguas en redes sociales. Mientras algunos usuarios defendieron la labor del grupo como una forma de justicia social, otros cuestionaron sus métodos y señalaron que no eran más que actos de violencia encubiertos bajo el disfraz de heroísmo.
“No hay nada más peligroso que el violento que se disfraza de justiciero”, escribió un usuario en Reddit. Otro agregó: “Te vende lo que hace como un servicio a la comunidad, pero en realidad, es un loquito que disfruta de pegarle y torturar gente”.
En el subforo jurídico DerechoGenial, un usuario reflexionó: “Este es un caso evidente donde el derecho y el sentido de justicia general no coinciden. Está claro que los cazaviolines son los buenos y no los malos. Pero la ley tiene un procedimiento para evitar la justicia por mano propia”.
En X (antes Twitter), el debate también fue intenso. Algunos reclamaban “libertad para los caza-violines”, mientras otros advertían que Maldonado copiaba formatos de contenido ya conocidos en Estados Unidos, donde también se han producido polémicas por acciones similares.
Mientras tanto, la Justicia continúa investigando si hay más víctimas, y analiza el material incautado en busca de nuevas pruebas. El caso abre un nuevo capítulo en el debate sobre los límites de la justicia por mano propia y el peligro de convertir las redes sociales en tribunales paralelos.