El Papa Francisco dejó por escrito su voluntad final antes de morir, y en ella expresó con claridad su único pedido: ser sepultado en la Basílica Papal de Santa María la Mayor, el templo mariano más antiguo de Roma. En un texto breve, íntimo y profundamente espiritual, el pontífice argentino plasmó su amor por la Virgen María y su deseo de hacer allí su “último viaje terrenal”.

Qué dice el testamento del Papa Francisco
En su testamento, titulado con su lema episcopal “Miserando atque Eligendo” y compartido en español por P. Jorge Enrique Mújica en X, Francisco afirmó: “Sintiendo que se acerca el ocaso de mi vida terrena, y con viva esperanza en la Vida Eterna, deseo expresar mi voluntad testamentaria sólo en cuanto al lugar de mi sepultura”.
A lo largo de su pontificado, Jorge Mario Bergoglio mantuvo una fuerte devoción por la Virgen y en especial por la imagen de la Salus Populi Romani, alojada en esa basílica. En cada viaje apostólico, Francisco comenzaba y terminaba su itinerario con una visita a Santa María la Mayor, donde oraba en silencio ante la imagen.
“Deseo que mi último viaje terrenal termine en este antiquísimo santuario mariano, al que acudía en oración al inicio y al final de cada Viaje Apostólico”, escribió. También pidió que su tumba se ubique “en el nicho de la nave lateral entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza”, y que sea sencilla, sin decoración particular, con la única inscripción: Franciscus.
Además, dispuso que los gastos de su sepultura sean cubiertos con una suma donada especialmente a la basílica, bajo instrucciones de Monseñor Rolandas Makrickas, Comisario Extraordinario del Capítulo de Liberia.
En una de las frases más conmovedoras de su testamento, el Papa agregó: “El sufrimiento que se hizo presente en la última parte de mi vida lo ofrecí al Señor por la paz mundial y la fraternidad entre los pueblos”. Con ese mensaje, selló un legado centrado en la compasión, la humildad y la búsqueda de unidad entre los hombres.