La Sala de las lágrimas, lleva ese nombre justamente por el llanto emocionado que suelen tener los pontífices dentro de ella. Este momento clave se da cuando el nuevo Papa se retira a la sacristía de la Capilla Sixtina, llamada “de las lágrimas”, para meditar y vestir una de las tres sotanas blancas ya preparadas, antes de presentarse a los fieles en la Plaza de San Pedro.
Qué pasa en la Sala de las lágrimas
Este lugar está totalmente cerrado al público y no forma parte del recorrido turístico que hacen los fieles que diariamente visitan el Vaticano.
La “Sala de las lágrimas” justamente se denomina así por las que se derramaron dentro suyo por parte de los Pontífices recién elegidos. Sea para liberar tensiones por lo que se viene, o el motivo que tenga cada uno. Fue utilizada por todos los elegidos, incluido el Papa Francisco, que estuvo un rato antes de aparecer por primera vez en el balcón de la Basílica de San Pedro en 2013.

Desde una perspectiva simbólica, algunos creen que este cuarto representa el último espacio de intimidad y debilidad antes de salir al balcón del Vaticano, donde el nuevo Papa se muestra al mundo como una figura poderosa. La Sala sería el contraste, un recordatorio de su humanidad.
Cómo es la Sala de las lágrimas
El lugar tiene un sofá de terciopelo rojo y una mesa que tiene una imagen de la Virgen con el Niño. Además, en sus paredes hay rastros de frescos y pinturas que se destacan entre el blanco de las paredes. El suelo es de cerámica, y conecta con la Capilla Sixtina a través de un angosto pasillo. Un gran crucifijo de pie, tipo pastoral, también forma parte de la decoración del famoso salón privado.
