La ausencia de Mauro Icardi en la Selección Argentina durante la era de Lionel Scaloni fue, para muchos, un enigma futbolístico. Pero para los que siguen de cerca los códigos del vestuario, la razón es más personal que deportiva: Lionel Messi nunca perdonó un episodio que considera una falta de lealtad imperdonable.
Según distintas versiones, el conflicto se remonta a los inicios de la carrera de Icardi y su relación con Wanda Nara, por entonces esposa y madre de los hijos del exfutbolista Maxi López, un amigo cercano a Messi.

La ruptura entre López y Wanda, seguida por la confirmación del romance y posterior matrimonio de la empresaria con el por entonces jugador de Sampdoria, habría sido interpretada como una transgresión grave a los códigos de camaradería del ambiente futbolero.
Aunque nunca lo expresó públicamente, la Pulga habría marcado distancia con Mauro a partir de este episodio, y su influencia en el vestuario habría sido clave para que el delantero del Galatasaray quedara relegado del plantel albiceleste, incluso en momentos en los que su rendimiento deportivo lo hacía candidato natural.

A esto se suman versiones que apuntan a una mala relación del actual novio de la China Suárez con varios referentes del equipo, lo que habría reforzado su aislamiento del grupo. En varias entrevistas, el propio Icardi reconoció su frustración por no tener oportunidades reales en la Selección, aunque evitó referirse directamente a Messi.
La situación se mantuvo inalterable incluso tras el título mundial en Qatar 2022. Icardi no fue convocado ni siquiera para amistosos, y la herida, aunque nunca confirmada por los protagonistas, parece aún abierta.

En un entorno donde la imagen pública lo es todo, la rivalidad entre Messi e Icardi permanece oculta a simple vista, pero latente en cada convocatoria. ¿Se romperá esa distancia en caso de que Mauro se vaya a vivir a Miami?