El apodo “leprosos” con el que se identifica a los hinchas de Newell’s Old Boys no nació de una casualidad ni de una burla entre rivales, sino de un gesto solidario que quedó grabado en la historia del club y del fútbol argentino.
Todo se remonta a la década de 1920, cuando se organizó en Rosario un partido benéfico a favor de un leprosario, una institución que asistía a personas afectadas por la lepra. La convocatoria fue dirigida a los principales clubes de la ciudad, y Newell’s fue el primero en aceptar participar del evento.

El objetivo era recaudar fondos y generar conciencia sobre la enfermedad, que por entonces conllevaba un fuerte estigma social. Rosario Central, según cuentan diversas crónicas, declinó la invitación, lo que dio lugar a una de las rivalidades más marcadas del fútbol argentino.
Fue entonces cuando la prensa local, y posteriormente los propios hinchas, empezaron a referirse a los seguidores rojinegros como “leprosos”, en contraposición con los “canallas”, como comenzaron a llamar a los de Central por haber rechazado la causa solidaria.
Lo que comenzó como un apodo circunstancial, con los años se transformó en una insignia de identidad y orgullo para el pueblo leproso, que celebra ese gesto de empatía como parte fundamental de su historia.

En la actualidad, ser “leproso” es mucho más que una etiqueta: representa un fuerte sentido de pertenencia, una pasión heredada y la reivindicación de un acto que marcó el ADN de Newell’s Old Boys y su vínculo con la comunidad.