En medio de la conmoción por el ACV que sufrió este lunes, la historia de Alejandra “Locomotora” Oliveras cobró relevancia a nivel nacional y muchos se preguntan por su vida privada. No solo se consagró seis veces campeona mundial, también construyó una familia basada en el esfuerzo. Crió sola a sus dos hijos, Alejandro y Alexis, quienes hoy reflejan en su vida los valores que ella inculcó.
Alejandro, con 31 años, eligió caminos diversos: es modelo, entrenador personal, instructor de boxeo y emprendedor. Se formó como periodista en la Universidad de Palermo y como técnico en administración de empresas. Además, publica su día a día en Instagram, donde sus casi 6.000 seguidores destacan su carisma y el claro paralelismo con su madre.

Por su parte, el menor, Alexis, de 27 años, se volcó al mundo de la gastronomía. Estudia para convertirse en chef, cultivando su vocación por la cocina desde muy joven en el hogar familiar. Ambos hijos aprendieron desde los cuatro años a cuidarse y cocinar solos durante las concentraciones de su madre.
En una entrevista, Oliveras recordó: “Los crié sola con mucho esfuerzo… a los cuatro años ya sabían cocinar”. La misma madre que no pudo estar en cumpleaños y fiestas, remarcó que su ausencia siempre fue en busca de brindarles un futuro mejor: “Si no fuera por eso, estaríamos los tres en la miseria”.

El crecimiento de Alejandro como modelo y profesional del deporte no sorprende: heredó la voluntad inquebrantable de su madre. Sus publicaciones en las redes muestran sesiones de fotos y entrenamientos de alto nivel. Su formación universitaria y comercial complementan su perfil actual.
Mientras tanto, Alexis persigue una carrera más reservada, pero igualmente comprometida. El mundo gastronómico lo recibió con interés, y su formación como cocinero refleja no solo sus ganas, sino el sello familiar de superación.
Estos logros reflejan la filosofía de esfuerzo que Alejandra transmitió: una madre soltera que, sin manual de instrucciones, logró criar dos jóvenes con proyectos profesionales claros y ambiciosos.
La Locomotora creció en una familia numerosa: era una de siete hermanos, y atribuye su fortaleza a la influencia de su madre. Esa misma resiliencia la aplicó en el ring y en la crianza.
En estos momentos críticos mientras atraviesa un ACV, sus hijos se mantienen a su lado. La convivencia y el acompañamiento son el siguiente capítulo de una historia ya marcada por la adversidad y la esperanza.