Amalia Granata sorprendió al compartir un mensaje directo sobre su salud durante su participación en Desayuno Americano. Según relató, “desde que estoy en la política, me preocupa mi salud”, un tema que hasta ahora había mantenido en reserva.
La legisladora provincial santafesina admitió que ha sufrido consecuencias físicas serias: “No podía mover el cuello por el estrés”, declaró, describiendo además que sufrió de una “gastroenterocolitis crónica”. Aunque no entró en detalles clínicos, el testimonio revela que la exposición política puede tener impactos reales en el bienestar.
Granata dijo también que el ambiente hostil dentro del ámbito político, que calificó como “muy machista”, ha sido determinante en el deterioro de su salud mental y física. Explicó que, en ese contexto, prestarse al juego político puede generar consecuencias inesperadas en el cuerpo.

Además, la diputada señaló la importancia de prestar atención a los síntomas: “No podía mover el cuello”, remarcó, haciendo hincapié en que esos signos no podían obviarse, incluso durante la realización de su agenda legislativa y mediática diaria.
Granata sostuvo que tras algunas señales de alerta, decidió adoptar cambios en su rutina. Comentó que ahora lleva un control médico y descansa más, con la intención de prevenir nuevos episodios. Aunque no confirmó cuánto mejoró, dio a entender que está en proceso de recuperación.

La diputada insistió en que el mensaje no era buscar consenso político, sino hablar de algo que afecta a muchas mujeres y referentes que se exponen mediáticamente: la salud no es un tema menor, ni negociable en pro de la carrera política.
Finalmente, cerró su intervención con una frase que resume su estado actual: “Estoy más atenta a mi cuerpo, a mis límites… La política me cuesta la salud, pero no quiero que me tome por sorpresa”, concluyó, dejando claro que piensa seguir, aunque con mayor cuidado y gestión personal.