En medio de tantos estrenos y títulos nuevos que aparecen todas las semanas en Netflix, todavía hay espacio para volver a esas joyitas que, sin importar el paso del tiempo, siguen funcionando. Una de ellas es La mujer de mis pesadillas (The Heartbreak Kid), una comedia romántica protagonizada por Ben Stiller que mezcla enredos sentimentales, decisiones apuradas y mucho humor incómodo.
Estrenada en 2007 y dirigida por los hermanos Farrelly (Loco por Mary, Tonto y Retonto), esta película se mete de lleno en los tropiezos del amor moderno. ¿Qué pasa cuando uno se lanza de cabeza a una relación sin conocer realmente al otro? ¿Y si todo lo que parecía ideal se transforma en una pesadilla con alianzas de por medio?

Ben Stiller y su talento para hacer del desastre algo encantador
Stiller interpreta a Eddie, un tipo amable, algo indeciso y con mala suerte en el amor, que se convence de que encontró a la mujer perfecta y decide casarse al poco tiempo de conocerla. Malísima idea. Durante la luna de miel empieza a notar que su flamante esposa no es lo que aparentaba y que la convivencia puede convertirse en un campo minado de manías, gritos y momentos bizarros.
Como si fuera poco, aparece otra mujer en escena, y con ella, la duda: ¿y si la persona indicada llegó demasiado tarde? A partir de ahí, la trama se vuelve una seguidilla de situaciones absurdas, diálogos incómodos y giros inesperados que mantienen el ritmo hasta el final.
Además de Ben Stiller, el elenco lo completan Malin Åkerman, Michelle Monaghan y Jerry Stiller, padre del actor, que en esta película brilla con su clásico humor irreverente.

La mujer de mis pesadillas no busca ser profunda ni dramática. Va directo al hueso con un tipo de comedia que incomoda pero divierte, y que se ríe de la ansiedad por encontrar el amor, de los impulsos mal gestionados y de las promesas que se hacen demasiado rápido.